Descartes y la Inteligencia Artificial
La filosofía surge
para dar respuestas a las preguntas que el hombre se hace, las cuales
en un principio eran a cerca del origen del universo. Pero el hombre
también se ha preguntado por el origen y el funcionamiento de la
mente, al menos desde que cobra conciencia de ella.
Descartes, el
filósofo francés por excelencia del siglo XVII, prentendía
desarrollar un método que permitiera alcanzar la verdad y hacer de
la filosofía un conocimiento tan exacto y tan fiable como pudiese
serlo la geometría. Este método estaría inspirado en el
hipotético-deductivo de Galileo y constaría de cuatro reglas
(evidencia, análisis, síntesis y enumeración).
Aplicando este
método a la filosofía se encuentra con la necesidad de encontrar
una realidad simple y evidente sobre la cual construir todas las
demás. Para ello aplica la duda metódica, descartando todas las
ideas de las cuales podamos tener la más mínima duda, para
finalmente encontrar la primera verdad y la primera realidad, el Yo.
El Yo, o “Res
Cogitans” es una substancia. Es decir, no necesita de nada más
para existir (solo necesitaría a Dios para ser creado). No sería
otra cosa que pensamiento, que nuestra mente y, además, es
totalmente independiente de nuestro cuerpo.
A mediados del siglo
XX con la aparición de los primeros ordenadores, se comienza a
trabajar con lo que llamamos Inteligencia Artificial, y aún se
basaron en esta distinción. Se desarrollaron entonces los “Sistemas
basados en el conocimiento”, que eran capaces de realizar aquellas
actividades que nuestra mente lleva a cabo sin la necesidad de
relacionarse con nuestro cuerpo, como por ejemplo razonamientos
lógicos, resolución de problemas…
Estos sistemas son
muy efectivos a la hora de simular procesos abstractos (y no tan
abstractos), tanto que la máquina Deep Blue consiguió vencer a Gary
Kasparov (campeón mundial de ajedrez) en una partida de ajedrez en
1997, o más tarde, en 2017 cuando Libratus y AlphaGO consiguieron
derrotar a una selección de jugadores profesionales de poker y GO
respectivamente.

Descartes afirmó
entonces que jamás podrían recrearse artificialmente la capacidad
para el lenguaje natural y la flexibilidad para habérselas con
problemas de todo tipo de forma que nos fuera imposible saber si
estamos tratando con una máquina o con un ser humano. En esto se
basa precisamente el Test de Turing, el cual se podría resumir en lo
siguiente: una persona interroga a un hombre y a una máquina, los
cuales están aislados del interrogador. Si el interrogador confunde
a la máquina con un hombre, esta máquina es inteligente.
Estas dos
características, que Descares atribuía sólo a los seres humanos
están muy relacionadas entre sí, y siguen siendo límites usados
para diferenciar entre IA débil y fuerte.
Es común pensar en un robot con figura humana y con capacidades mentales humanas cuando pensamos en una inteligencia artificial. Pero lo cierto es, que sin que nos demos cuenta, día a día vivimos rodeados de inteligencia artificial que empleamos para distintas actividades. Esta es la que llamamos IA débil, ya que, a día de hoy, no se ha conseguido todavía programar una IA fuerte.
Que la denominemos como débil no quiere decir que no tenga valor, al contrario, tiene ciertas capacidades superiores a las humanas. La IA débil es un área en estado de desarrollo e innovación prácticos integrada en todo tipo de utilidades actuales: juegos de ordenador, ayuda a la conducción, minería de datos, asistentes WEB como Alexa o Google Home, etc. La capacidad de procesamiento del lenguaje natural de los asistentes WEB el reconocimiento de patrones en minería de datos, el análisis de estrategias en los juegos de ordenador, todos son focos de desarrollo y campos de entrenamiento para los algoritmos de aprendizaje automático, que van mejorando rápidamente. En algunos casos la IA débil se ejecuta íntegramente en un dispositivo, pero la tendencia es a procesar datos en la nube para mejorar algoritmos y entrenar a los sistemas y ejecutarlos localmente en dispositivos locales o móviles. Es lo que se conoce como Edge Computing.
Que la denominemos como débil no quiere decir que no tenga valor, al contrario, tiene ciertas capacidades superiores a las humanas. La IA débil es un área en estado de desarrollo e innovación prácticos integrada en todo tipo de utilidades actuales: juegos de ordenador, ayuda a la conducción, minería de datos, asistentes WEB como Alexa o Google Home, etc. La capacidad de procesamiento del lenguaje natural de los asistentes WEB el reconocimiento de patrones en minería de datos, el análisis de estrategias en los juegos de ordenador, todos son focos de desarrollo y campos de entrenamiento para los algoritmos de aprendizaje automático, que van mejorando rápidamente. En algunos casos la IA débil se ejecuta íntegramente en un dispositivo, pero la tendencia es a procesar datos en la nube para mejorar algoritmos y entrenar a los sistemas y ejecutarlos localmente en dispositivos locales o móviles. Es lo que se conoce como Edge Computing.
La capacidad para el lenguaje natural a la que se refería Descartes
implica el procesamiento y generación de oraciones articuladas en
una conversación. Los sistemas conversacionales de IA se aproximan a
lo que al filósofo le parecía imposible usando para ello
modelizaciones matemáticas con las que se realizan análisis
léxicos, sintácticos, semánticos y pragmáticos para extraer y
producir mensajes, combinando para ello competencias matemáticas,
informáticas, lingüísticas y psicológicas. Todavía no discuten
de filosofía, pero indudablemente han superado barreras que hasta
hace poco parecían infranqueables. Precisamente este es el reto. La
conversación no es abierta, al menos no puede ser todo lo abierta
que debería para considerarla IA fuerte.
WEBGRAFÍA
http://www.iic.uam.es/inteligencia/que-es-procesamiento-del-lenguaje-natural/
https://iahuawei.xataka.com/inteligencia-artificial-debil-vs-fuerte-donde-llega-otra-infografia/
https://iahuawei.xataka.com/inteligencia-artificial-debil-vs-fuerte-donde-llega-otra-infografia/
Muy interesante. Buena entrada, Marta.
ResponderEliminarSaludos